lunes, 9 de noviembre de 2009

LA BASE DE TODOS NUESTROS MALES

Hace ahora exactamente veinte años que el artista de origen iraní Helmut Zaine (buscar) realizaba una de sus pinturas en el antiguo “Muro de la Vergüenza”. Su arte como el de muchos otros reivindicaba la libertad y la lucha contra las políticas comunistas de control sobre la población de la Alemania de la RDA. En estos momentos Helmut trabaja restaurando sus pinturas que han quedado desfiguradas por los graffittis de algunos anónimos sin “cerebro”, que viven bajo la “libertad” del mundo capitalista. También en estos momentos se puede oír esa queja a nivel global de que las multinacionales nos explotan y nos consumen, un pensamiento que no deja de ser cierto pero al que dejamos actuar sin ponerle remedio.

Las ideas preconizadas desde los círculos surrealistas del “pope” André Breton y sus secuaces aún no disidentes, luchaban en su base contra un modelo burgués que se les había impuesto ya desde su período adolescente. Las prácticas animadas por Breton en sus compañeros de grupo de representar en imágenes las visiones del período de duermevela de sus integrantes así como a relatar las mismas, se fueron desvirtuando en actos que rozaron la locura poniendo en peligro incluso la integridad de los miembros por llegar al suicidio. De esta forma se estableció un mecanismo de control de algunos sobre otros para dirigir estas prácticas, que ya desde ese punto originarían la final discordancia con el “pope”. La política se iba ir inmiscuyendo en unas prácticas artísticas que luchaban contra eso mismo en sus orígenes.
En Madrid se están llevando a cabo numerosas performance que podrían partir de esa misma base alternativa y contraria a los flujos de poder de las que partieron los surrealistas. El debate está ahora en criticar la desvirtualización de sus premisas de lo que significa la palabra performance y en cómo se deviene en su infravaloración puesto que los centros de poder son los organismos que acogen estas actividades y no otros entes alternativos al margen del control social. Sin embargo la base del problema radica en el origen de esta situación y es ahí a donde tenemos que llegar para hacernos preguntas sobre la misma.

La idea mercantilista del gasto productivo contra la que luchara Bataille es la que está mermando hoy la posibilidad de poder creer en el arte como un producto de cotización no económica sino cultural. Dejémonos de falsos debates y utopías, el arte genera dinero y lo seguirá generando, el problema es que se ha convertido desde hace mucho tiempo ya en mero fetiche de posesión para el galerista, el museo o el simple coleccionista. La raíz del asunto versa sobre un problema educacional, ¿si pagamos por un bien material porqué no pagamos o contribuimos por un bien cultural? Este es un problema exageradamente latente en nuestro país, donde pensamos que lo que no nos va a ofrecer una contrapartida de consumo material es inservible y por ende indigno de ser retribuido.

Hasta que nuestra mentalidad no cambie y empecemos a trabajar contribuyendo con nuestro aporte económico en la generación de organismos culturales alternativos y autosuficientes que se puedan mantener al margen de las grandes corporaciones globales, no le pondremos fin al problema de base que se llama capitalismo, un capitalismo del invierte hoy y hazte rico mañana. Desde aquí nos oponemos al control del gasto que nos tratan de vender los gobiernos y os alentamos al gasto productivo a través de la adquisición de un bien cultural y artístico. Hasta que no empecemos a hacer eso, seguiremos mendigando por las esquinas de las multinacionales y vendiéndonos sin que se tome en serio nuestro trabajo intelectual.

domingo, 8 de noviembre de 2009

NUEVAS NOTICIAS SOBRE EL TEMA DE INVESTIGACIÓN

En la anterior entrega de este diario de pensamiento, como alguno de los que haría el dramaturgo Bertolt Brecht, pensaba en la realización del trabajo de investigación del Master sobre la Academia Libre de Julio Moisés. Ahora no sé si este tema tendrá que esperar, puesto que la comunicación personal con mi profesora me ha esclarecido que el asunto del que iba a tratar por el contrario me lo otorgarán ellos y no es de mi elección. Mi temor y desorientación en estos momentos es enorme ya que a estas alturas aún no sé sobre lo que voy a estudiar. He estado leyendo diversos textos acerca del Método científico de la historia que no me han llevado a ningún buen puerto, sólo me han ayudado a corroborar el estado de ambigüedad en el que se encuentra la actividad del historiador. Si por un lado el atenerse a las pruebas documentales, sobre todo primarias, es el camino hacia el éxito en la búsqueda de la verdad de la historia, por otro está la interpretación, auspiciada por el presente, que cada uno de nosotros desee darle.

Esto me recuerda a mis lecturas de "La Máquina de Follar" de Charles Bukowski. Por descabellado que parezca este alcohólico irremediable me ha dado las claves para entender la veracidad de la historia. En su libro existe un grado autobiográfico de las situaciones que narra creo que elevado. Cuando leo sus experiencias con las mujeres, el whisky, el trabajo, etc, me doy cuenta de que todo y nada puede ser cierto. Si leemos su biografía estaremos muy cerca de pensar que lo relatado es del todo verdadero, pero por otro lado esas vivencias diarias son del todo ficcionadas. Lo cierto es que estamos ante dos tipos de escritos muy distintos, el trabajo de investigación debe regirse por un método empírico y los relatos de Bukowsky no. Pero en ambos podemos toparnos con la verdad o con la mentira. En ambos el autor escribe conforme a la situación de su presente y en ambos la memoria siempre falla. La memoria no es perfecta, la memoria se pierde también en los restos documentales. Cuando creemos que hemos hecho el hallazgo de nuestras vidas en cuanto fuentes documentales primarias, nos damos cuenta de que el autor de tal escrito que ponemos como cierto quería dar una visión de los hechos muy desvirtuada de lo que realmente ocurrió, o que por otro lado, se perdió en los fallos de la memoria. Esto a "Funes el Memorioso", aquel personaje atormentado de Jorge Luis Borges nunca le hubiera ocurrido...

viernes, 6 de noviembre de 2009

Inicio del Máster. La Academia de Julio Moisés

Retomo esta aventura literaria del "Cuaderno de arte" tomando de nuevo como referente a Nerval y su relato de tinieblas que lleva por título Aurelia. Mis labores como investigador tendrán este año su desvelo final en un trabajo de investigación que deberé realizar como alumno, del desconocido aún, Máster en el que me encuentro matriculado.

Los derroteros de mi vida estudiantil me han llevado a una elección, esperemos que no premeditada, de un tema que rondaba ya en mi cabeza desde el curso 2007-2008. Para poder entender mejor los motivos de tan aventurera empresa he de remontarme a ese año y concretamente a una asignatura, tan interesante como agotadora en algunos casos, que era Arte en España antes de 1939. El joven y prometedor profesor que por entonces me adoctrinaba sobre este momento histórico del arte era Javier Pérez Segura, maestro de los vericuetos enrevesados de la historia del arte contemporáneo español. Un día tras leer varios textos sobre Creadores Españoles de la editorial de la Fundación Mapfre y concretamente en su capítulo referente a la pintora Maruja Mallo, me topé de repente con un asalto dubitativo. Se trataba de un nombre que mi mirada atendió de pasada y del que escasísima información se trataba en el mencionado texto. Julio Moisés era aquel desconocido que aún hoy lo sigue siendo y que esperemos, al final de esta hazaña todavía no practicada, deje de serlo. En el artículo sobre Maruja Mallo se hablaba de la Academia de Julio Moisés.

Al día siguiente y gracias a mi ansiedad generalizada por resolver todas las dudas que pudieran provocarme ese asqueroso estado, me dirigí al profesor mencionado y le expliqué el motivo de mi cuestión. La pregunta en concreto fue: -Javier, he leído algo en la biografía de Maruja Mallo sobre una Academia de un tal Julio Moisés, ¿Qué se hacía en aquella academia?.

La respuesta por su parte fue clara y muy corta, me dijo: -La verdad es que no se sabe mucho sobre ese tema, sería un buen tema para investigarlo. La cosa no pasó a mayores y yo me fui con esa intranquilidad inconfesable que les lleva a los enfermos mentales a lanzarse fuera de sí mismos o lanzar alguna parte suya fuera de sí como escribiría Bataille sobre la oreja cortada de Van Gogh. Esto último podría sonar algo exagerado, sin embargo desde hace tiempo una preocupación en nada desdeñable a nivel de comparaciones ronda mi mente sobre este tema que aquí os relato.

Así que ahora estoy en el momento ese de antes de lanzarse al vacio. En una cuerda floja en la que te puedes caer si no mantienes bien el equilibrio. Intentando buscar en mi mente y con los pocos datos de los que dispongo de esas pruebas que apoyan lo que los más eruditos se afanan en llamar la "Ciencia histórica". Ahora yo les critico y les digo que existen muchos que la utilizan a su antojo, pues hablan de ella cuando son los primeros que la desvirtuan para corroborar las conclusiones de sus hipótesis. Con ello no quiero decir que las debieran seguir, todo lo contrario pues yo no me considero partidario de ellas, sino que critico a los que hacen alarde de ella para luego usarla a su antojo con el fin de aumentar su ego narcisista de investigador.

Ahora me despido, a la espera de iniciar este proceso y esperando poder ir publicando mis consideraciones y conclusiones sobre la Academia Libre de Julio Moisés.

martes, 3 de marzo de 2009

AXELLE FOSSIER. GALERÍA ARTEVEINTIUNO


Axelle Fossier nos descubre en cada una de sus instantáneas aquello que suponía el orden de lo estético para el maestro del verbo Paul Valery. La vista, el tacto, el olfato, el oído, el movimiento y el habla, decía el poeta, nos lleva a veces a detenernos en el placer que nos causan. Cada uno de estos efectos son infinitos, como lo son las percepciones del artista y el espectador ante estas fotografías. En Fossier la ciudad se convierte en un decorado parlante, en un mosaico de zonas que la luz nos permite ver y que se entremezclan con fondos oscuros teñidos por ensoñaciones. El negro, el color de la omnipotencia, precisa de las experiencias y sentimientos de esta fotógrafa. Sus paisajes urbanos reflejan las múltiples punzadas que el mundo ha dejado marcado en su interior. Como ventanas que se abren para revelarnos los más íntimos secretos, podemos ver y sentir más allá de sus imágenes. Esta joven artista, que ha expuesto ya en París o China, nos regala aquello de lo que carecemos a veces y que es la grandiosa capacidad para soñar.

SOL LEWITT. GALERÍA MARTA CERVERA

Los castillos de arena que se diluyen con el mar aparecen reflejados en estas obras efímeras, las construcciones y las pinturas murales de Lewitt que desaparecen con cada final de exposición. El artista y su equipo de colaboradores las destruía en el mismo momento en que dejaban de pensarlas. Al igual que un niño que idea fantasías arquitectónicas en su cabeza,Lewitt recurría a formas básicas como cuadrados y cubos para componer una danza de formas poéticas. La estructura minimalista resuena en dulce lirismo cuando Lewitt le otorga forma y color. Las líneas paralelas de su técnica de la proyección isométrica no son más que un pretexto conceptual, en el que no existe ni un yo (artista) ni un tú (espectador). La perspectiva se adivina por su ausencia vaciando de toda aura la creación del genio. Lewitt nos enseña a mirar más allá de lo que tenemos delante y a pensar la obra como la realización de un proyecto
estructural que se construye a partir de sus formas geométricas.

ALFREDO GARCÍA REVUELTA. GALERÍA METTA

La Galería Metta expone estos días la obra de Alfredo García Revuelta. Un artista que emerge en medio del frenético panorama cultural de los años 80. Década en la que se pone de moda lo español fuera de nuestras fronteras. García Revuelta despuntó en las Muestras de Arte Joven realizadas en esos años bajo el patrocinio del Estado. Su obra, pictórica y escultórica, se mueve en la estela del comic. Su trabajo posee una gran carga irónica y ácida, que también se lee en los títulos de su producción, y que tienen un simbolismo muy claro. El Umheimliche freudiano, la inquietante extrañeza, impregna sus piezas de principio a fin como en El Paso del Tiempo o La Mujer Embarazada, de 1995 y 1996 respectivamente. La vida se nos presenta tal y como es en García Revuelta, sin desviaciones éticas o morales hacia lo políticamente correcto. Con su ternura y delicadeza unas veces y su crueldad y violencia en otras. El mensaje de este artista es claro al presentarnos una sublimación artística de lo dramático.

PSICÓTICO. GALERÍA FERNANDO LATORRE

En septiembre de 1945 Georges Dubuffet visitó a Antonin Artaud en el manicomio de Rodez. La misma sensación que experimentaría Dubuffet al encontrarse con Artaud es la que podemos sentir al visitar la exposición de la Galería Fernando Latorre. Una muestra colectiva -de Lido Rico, Paco García Barcos, Pablo Milicua, José Moñú y Evru (Zush)- que lleva por título el nombre de Psicótico y que evoca ese arte de los locos a medio camino también de la genialidad. En esta sala se respira un aire de catarsis, de liberación artística realizada por medio de diversas técnicas como el collage, la pintura o la escultura. La muestra acoge una obra a punto de despegar. Se trata del Nostromo, de Pablo Milicua. Una pieza recubierta de mosaico que presenta objetos de lo más kitsch y folclóricos y que nos recuerdan a esas figuritas que poseen nuestras abuelas. Esas sevillanas o esas Vírgenes que saldrán despedidas con la nave y formaran parte de toda la basura espacial que orbita sobre
nuestras cabezas.

miércoles, 18 de febrero de 2009

LA SUBIDA AL MONTE VENTOUX

La carta de Petrarca de la Subida al Monte Ventoux no es más que una excusa poética y metafórica para reflejar la supremacía de una vida espiritual por encima de otra mundana y superflua. El hecho de si fue real que el poeta ascendió o no, creo que es anecdótico. Sin embargo y aunque no sea algo fundamental, al examinar las descripciones que aporta el escritor sobre el Monte Ventoux vemos que estas son más bien escasas y poco claras. En un fragmento de la carta, el poeta afirma acerca de esta montaña que es “una mole empinada, rocosa y casi inaccesible”. Aparte de esto y de algún pequeño dato más, Petrarca no menciona el color o el tipo de roca del que está constituido el monte, por poner un ejemplo. Lo más seguro es que las situaciones que describe durante el ascenso, le hubieran llegado a sus oídos de la mano de algunos pastores o lugareños, que por razones de necesidad, sí se hubieran aventurado a la subida. Por otro lado la práctica del montañismo atiende más bien a una concepción moderna, en la Italia de mitad del siglo XIV no se realizaba este tipo de prácticas por mero placer hedonista. Además la forma poética y metafórica en que está escrito el texto también refuerza esta idea.

El hecho de elegir un camino u otro para acometer la subida se plantea a veces de forma contradictoria. Por un lado se puede pensar que el camino más rápido es el empinado, el que acomete la montaña atravesándola. Ese es el del placer y los sentidos, no el espiritual. Sin embargo hay caminos que son llanos y más rectos que el primero y que están plagados de obstáculos materiales. La conclusión es que quizás no importa la forma de ascender sino que Petrarca se atreve a subir hasta la cima. El hombre se aventura a posicionarse desde donde antes sólo miraba Dios y quizás le desafíe controlando lo que tiene debajo y a su alrededor sintiéndose el centro del mundo. Esto se podría relacionar con la construcción años más tarde de la cúpula de la Catedral de Florencia, la más alta realizada hasta el momento que venía a situar al hombre, y concretamente al hombre florentino, como centro del mundo y la cultura. Además Petrarca se arrepiente de su vida licenciosa anterior pero reconoce seguir amando aquello que no desea amar y que le aleja de Dios. El poeta encuentra dividida su mente entre lo sensorial y lo espiritual, sin poder separarlas y sacarlas una de la otra. En el fondo nos deja claro que el camino hacia la Virtud es el del culto al espíritu y no el del cuerpo. Esto lo dice en la siguiente frase: ¡Oh con cuanto empeño debemos esforzarnos, no en alcanzar un lugar más elevado en la tierra, sino en domeñar nuestros apetitos, incitados por impulsos terrenales!

En cuanto a la contemplación del paisaje podríamos quedarnos con una idea de Zumthor, de su libro La Medida del Mundo, en la que dice que “el espacio es generador de mitos”. En el caso de la carta de Petrarca se cumple lo que afrima Zumthor que “toda apropiación de espacio incluye un aspecto irracional y fantasioso”. Esto lo practicamos todas las veces que vamos a un museo, único lugar a veces, donde podemos tener una percepción de la naturaleza del mundo. En ese espacio lleno de paisajes, unos urbanos, otros rurales, unos figurativos y otros abstractos, la contemplación del espacio es únicamente posible a partir de la interiorización narrativa mental realizada gracias a la imaginación.

miércoles, 11 de febrero de 2009

CUANDO LAS IMÁGENES TOMAN POSICIÓN

El libro Cuando las imágenes toman posición, de Georges Didi-Huberman se centra en la figura del dramaturgo alemán Bertolt Brecht. A partir de su obra, Huberman nos presenta diversos temas sobre los que se mantienen debates en la actualidad. Cuestiones sobre arte, política, sobre la guerra y el exilio que hoy se analizan entre los intelectuales y que tratan de arrojar algo de luz al polifacético campo del arte que se nos presenta.


Brecht participó en la Primera Guerra Mundial. Trabajó como médico durante el conflicto y ya en la Segunda Guerra Mundial se dedicó a analizar la guerra desde el exilio. El dramaturgo tomó posición como dice Huberman, practicó un análisis crítico del conflicto desde la distancia. Esa distancia que para él venía muchas veces dada por su figura de exiliado y extranjero. En reiteradas ocasiones afirmaba en su Diario de Trabajo la dificultad de hablar o escribir sobre la guerra y de lo absurdo que podía llegar a ser el conflicto. Era algo muy parecido a lo que le confesaba el pintor Max Beckmann a su esposa Minna Tube, durante su participación como médico durante la Primera Guerra Mundial. Beckmann le hablaba de la absurdidad de lo que contemplaba a su alrededor. Las cartas que escribió el pintor fueron realizadas bajo un punto de vista más bien artístico. La crudeza de las situaciones que vivió, fueron en cierta manera soterradas, a mi parecer con la intención de no alarmar a su mujer que estaba lejos del frente. Beckmann, aunque describía algunas veces un panorama desalentador poblado de casas derruidas y algunas tumbas de soldados, nunca perdía la esperanza de que la situación en Europa cambiara. Incluso recordaba con algo de humor las dos ocasiones en que fue hecho prisionero. La primera de estas ocasiones le retuvieron porque pensaban que era un espía. Beckmann describe este momento atribuyéndole "cierto encanto", lo que nos demuestra la positividad del pintor.

El tema de la distancia en Brecht se refiere también a la ruptura. En la poesía épica se halla el origen, según el alemán, de esta discontinuidad del montaje. Así las fábulas antiguas presentan digresiones constantes que avanzan y retoman la línea argumental de una historia. Esta idea se puede trasladar hasta la edad contemporánea y se puede afirmar que nació a partir de la Primera Guerra Mundial. En los fotomontajes de Hanna Hoch o Raoul Hausmann, donde se muestran diversos recortes, diversas rupturas de un montaje lineal, aparece reflejado el sentido de este anacronismo disruptivo que al concatenarse en las ideas que refiere trata de buscar una verdad. En el momento en que fueron realizados, trataban de criticar el desorden de un mundo dominado por un poder que deseaba practicar lo contrario. A los gobernantes les interesa que el devenir se pare y se congele, que esta unión de ideas no se presente y no sea resuelta. En los fotomontajes como en el teatro pensado por Brecht, se trataba de presentar distintas heterogeneidades pero confrontadas. Hausmann hablaba de esto en sus escritos aludiendo a una dialéctica de las formas.

TEXTO DE PRESENTACIÓN

Aurelia no es más que un sueño hedonista y agradable. Lo que nunca podríamos decir de su lectura, de la lectura de este relato, que puede convertirse en el goce lejano de la contemplación del horror. Eso que Burke denominaba como lo sublime y que nosotros veremos desde la misma óptica. Desde lejos, en tu casa, lejos del creador de este blog podrás sentir el confort de observar la belleza, buena o mala (fea) que ilustra a ese otro creador que eres tú. El único ser capaz de llegar al superhombre, el que por fin contempló Zaratustra. Me he transfigurado en ese protagonista para recordarte el camino. También Demócrito y los sofistas hicieron caso a ese amor, al que entra por los ojos (como estas letras), aquel que te hará sumirte en un hechizo de sueños y de realidades y perderte en este mundo de estupor.