miércoles, 18 de febrero de 2009
LA SUBIDA AL MONTE VENTOUX
El hecho de elegir un camino u otro para acometer la subida se plantea a veces de forma contradictoria. Por un lado se puede pensar que el camino más rápido es el empinado, el que acomete la montaña atravesándola. Ese es el del placer y los sentidos, no el espiritual. Sin embargo hay caminos que son llanos y más rectos que el primero y que están plagados de obstáculos materiales. La conclusión es que quizás no importa la forma de ascender sino que Petrarca se atreve a subir hasta la cima. El hombre se aventura a posicionarse desde donde antes sólo miraba Dios y quizás le desafíe controlando lo que tiene debajo y a su alrededor sintiéndose el centro del mundo. Esto se podría relacionar con la construcción años más tarde de la cúpula de la Catedral de Florencia, la más alta realizada hasta el momento que venía a situar al hombre, y concretamente al hombre florentino, como centro del mundo y la cultura. Además Petrarca se arrepiente de su vida licenciosa anterior pero reconoce seguir amando aquello que no desea amar y que le aleja de Dios. El poeta encuentra dividida su mente entre lo sensorial y lo espiritual, sin poder separarlas y sacarlas una de la otra. En el fondo nos deja claro que el camino hacia la Virtud es el del culto al espíritu y no el del cuerpo. Esto lo dice en la siguiente frase: ¡Oh con cuanto empeño debemos esforzarnos, no en alcanzar un lugar más elevado en la tierra, sino en domeñar nuestros apetitos, incitados por impulsos terrenales!
En cuanto a la contemplación del paisaje podríamos quedarnos con una idea de Zumthor, de su libro La Medida del Mundo, en la que dice que “el espacio es generador de mitos”. En el caso de la carta de Petrarca se cumple lo que afrima Zumthor que “toda apropiación de espacio incluye un aspecto irracional y fantasioso”. Esto lo practicamos todas las veces que vamos a un museo, único lugar a veces, donde podemos tener una percepción de la naturaleza del mundo. En ese espacio lleno de paisajes, unos urbanos, otros rurales, unos figurativos y otros abstractos, la contemplación del espacio es únicamente posible a partir de la interiorización narrativa mental realizada gracias a la imaginación.
miércoles, 11 de febrero de 2009
CUANDO LAS IMÁGENES TOMAN POSICIÓN
El libro Cuando las imágenes toman posición, de Georges Didi-Huberman se centra en la figura del dramaturgo alemán Bertolt Brecht. A partir de su obra, Huberman nos presenta diversos temas sobre los que se mantienen debates en la actualidad. Cuestiones sobre arte, política, sobre la guerra y el exilio que hoy se analizan entre los intelectuales y que tratan de arrojar algo de luz al polifacético campo del arte que se nos presenta.
Brecht participó en
El tema de la distancia en Brecht se refiere también a la ruptura. En la poesía épica se halla el origen, según el alemán, de esta discontinuidad del montaje. Así las fábulas antiguas presentan digresiones constantes que avanzan y retoman la línea argumental de una historia. Esta idea se puede trasladar hasta la edad contemporánea y se puede afirmar que nació a partir de la Primera Guerra Mundial. En los fotomontajes de Hanna Hoch o Raoul Hausmann, donde se muestran diversos recortes, diversas rupturas de un montaje lineal, aparece reflejado el sentido de este anacronismo disruptivo que al concatenarse en las ideas que refiere trata de buscar una verdad. En el momento en que fueron realizados, trataban de criticar el desorden de un mundo dominado por un poder que deseaba practicar lo contrario. A los gobernantes les interesa que el devenir se pare y se congele, que esta unión de ideas no se presente y no sea resuelta. En los fotomontajes como en el teatro pensado por Brecht, se trataba de presentar distintas heterogeneidades pero confrontadas. Hausmann hablaba de esto en sus escritos aludiendo a una dialéctica de las formas.