El inicio de esta aventura literaria y artística comenzó por una primera aproximación a la correspondencia mantenida entre Helen Frankenthaler y Castillejo. De este género de carácter epistolario hay buena constancia en el Museo Reina Sofía, pues los depósitos del Nouveliano mausoleo guardan entre sus paredes las cartas enviadas por la pintora a Castillejo. Documentos de gran interés artístico, estas cartas son una pista importante de los trasvases creativos de tan insignes personajes.
En este mar de complejas referencias culturales, nunca mejor dicho pues el océano atlántico separaba las patrias de los dos artistas, se vislumbra un nexo de unión que se antoja huidizo entre la tradición del Grand Style norteamericano -tal y como lo designaría Greenberg- y el arte y la literatura que se iniciaron con los movimientos utópicos en Europa, véase el letrismo y posteriormente el situacionismo.
Estados Unidos y España, España y Estados Unidos nunca han estado más unidas que a través de aquella "madre del modernismo" que fue Gertrude Stein. La afamada y odiada artista y magnífica literaria decía que "Estados Unidos y España son los dos únicos países que pueden realizar abstracciones". Stein sería precisamente para Jose Luis Castillejo una de sus mayores influencias literarias.
Pero de lo que se trata aquí no es sólo de pergeñar una unión simplista entre dos continentes, sino que a partir de ésta, se puedan establecer también las dependencias de dos estilos que si bien algunos estiman separados, están plenamente imbricados y contenidos el uno en el otro. Si bien la tradición norteamericana se ha empeñado en desvincularlas, expresionismo abstracto y arte de acción son deudoras de una misma raíz y cuentan con multitud de éxodos intelectuales, de uno a otro continente.
Estas son, a grandes rasgos, las tesis argumentales sobre las que se erigen esta investigación, que tienen como punta del iceberg la ampliación de un campo del arte algo desatendido.
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